jueves, 25 de diciembre de 2008

La ciencia

salgo afuera a fumarme un cigarro, siento como el humo periódicamente limpia la mente y ensucia los pulmones. Alzo la vista y mientras el cigarro en cada letal y placentera aspirada suena como el tabaco lentamente se quema y veo un árbol, árbol que me deleita todos los días con el susurro delicado de sus hojas suavemente acariciado por los roces del viento, Sigo con mi vista hacia arriba como seres encadenados a la tierra que en cada respiracion exhala el deseo de salir de esta como un ave, en su primer vuelo...y entonces veo a una solitaria gaviota zurcar unas malditas nubes anaranjadas, anaranjadas por el alumbrado publico...como odio esas luces que invaden el cielo y le quitan su carácter sombrío y misterioso de los días de antaño, trato de reconfortarme viendo las estrellas, faroles de marineros de viajes impensados,dioses en la antiguedad se conformaban de estas, ¡estrellas! a quienes les cantamos como amantes juvilosas del mañana,puede que tu dulcinea joven señor ya este muerta...recuerda que recibimos la luz de estas con retraso de millones de años, la Luna reina de todas las musas jamas concevida ya ha sido teoricamente invadida por el hombre. el Sol majestuoso e inmortal ya no es lo mas, solo es gas en explosion que tiene los dias contados, el abismo mas profundo y oscuro ya ha sido medido, la aurora ya no es magia E incluso el ultimo fulgor que ven nuestros ojos cuando la vida nos abandona, la luz al final del viaje no es mas que incapacidad del cerebro de codificar lo ultimo que nuestros ojos ven.
es por eso que odio la ciencia, arte de curiosos y majestuosos ociosos que no hacen mas que quitarnos lo poco de magia que queda en este mundo gris, volviendonos asi mas tristemente realistas